El Kybalión II
En un principio, fue muy notable la incomodidad que generó en el grupo el encargo de la lectura del Kybalión. Pero también fue notable cómo la discusión fue abriendo camino para el desprejuicio y la lectura obligadamente seria que impone hacerlo desde una aula de posgrado. La mera redacción ya supone un conflicto frente a la lectura de textos jurídicos que si de algo sufren y algo se proponen es hacerse de herramientas que lo auxilien paso a paso en sus pretensiones de validez, y eventualmente de cientificidad.
Continuando con el tema de lo difícil que resulta la lectura de este texto, ésto se da especialmente en aquellas afirmaciones categóricas y tajantes, que en su forma parecen acercarse más a lo religioso, e incluso, al pensamiento que desde Occidente se considera ocultista. Algunos de sus principios parecieran estar formulados para no ser entendidos: crípticos, y de un carácter excluyente por su determinismo. La intención es abiertamente declarada (un conocimiento cerrado, “excepto para los oídos del entendimiento”), y su efecto paulatino, es que deja al que lo estudia en una categoría de desesperanza sin salida ante muchos de sus postulados, y por tanto, excluido de la posibilidad de “la sabiduría”.
Los pilares de la Cultura Occidental
La crítica del concepto razón, ya se dio en el propio Occidente, desde hace casi dos siglos: a lo largo de buena parte del siglo XIX, los intentos de fundar todo el conocimiento en el concepto de razón llevó a lo que quizá se podría considerar como “excesos autolimitativos”, los que a su vez generó la búsqueda de otros caminos que dieran salida al relativismo, las contradicciones y la limitación endógena de ese concepto, como herramienta y postulado.
El concepto de razón occidental sin embargo, no puede disociarse de los grandes pilares sobre los que se ha fundado la cultura en occidente: a) Grecia, b) Roma, y c) la influencia histórica del cristianismo-judaísmo representados por la Biblia. La cultura occidental está fundada en dogmas no solo religiosas, sino en comprensiones políticas, jurídicas, históricas, económicas, estéticas, etc., que son resultado también de la exclusión de otras formas compuestas que también son capaces de explicar al mundo.
Al respecto, otro aspecto a resaltar es que la lectura del Kybalión nos deja también expuestos ante la otra gran visión del mundo que existe: el conocimiento Oriental. Éste, difiere incluso en método (su respeto por la diversidad como elemento característico de la naturaleza, por ejemplo; incluido el hombre, como parte de ella), y aún con todo es evidente su efectividad y validez. Arte, Religión, Ciencia, y Derecho, existen en ambas partes del planeta, pero aún con todo y la globalidad primitiva del conocimiento que se ha dado especialmente de dos siglos a la fecha, las diferencias siguen siendo notables. Y si eso ocurre en un mismo plano de tiempo (el presente), cuanto más se podría considerar respecto a las culturas aisladas que en uno y otro lado del mundo han sido capaces de alcanzar altos de grados de complejidad en su conocimiento: se trate de una cultura de las surgidas en Meso y Sudamérica (especialmente las Maya e Inca), o la militar y políticamente insuficiente de Cártago; o en el caso concreto, el supuesto de Egipto antiguo como fuente del Kybalión, todas estas formas de ver el mundo y comprender el conocimiento, la ciencia y la razón humanas, son difíciles de digerir a partir de una sola perspectiva [la occidental]. Y sin embargo...