I. Encuesta
II. Conclusiones
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Domingo 1ro, a domingo 15 de abril, 2012. Ver la metodología al final.
Pregunta 00: ¿Vas a votar? | |||||||||
Sí | No* | No sé* | |||||||
87 | 41 | 14 | 142 | ||||||
61.26% | 28.87% + 9.85% = 38.72* | ||||||||
No vas a votar, o todavía no sabes, pero ¿quien crees que va a ganar la Presidencia? | GQ | AMLO | EPN | JVM | No sé | ||||
0 | 10 | 39 | 5 | 1 | 55 | ||||
18.18% | 70.9% | 9.09% | 1.81% | ||||||
+ 87 | |||||||||
142 | |||||||||
Pregunta 01: ¿Por quien vas a votar? | |||||||||
GQ | AMLO | EPN | JVM | No sé | |||||
1 | 37 | 16 | 8 | 25 | 87 | ||||
1.14% | 42.52% | 18.39% | 9.19% | 28.73% | |||||
¿Por quién NO vas a votar? | |||||||||
17 | 3 | 2 | 3 | ||||||
68% [de 25] | 12% [de 25] | 8% [de 25] | 12% [de 25] | ||||||
PRI-PAN | AMLO | Quadri-JVM | Sin antipreferencia | ||||||
Pregunta 02: Vas a votar por X, o todavía no sabes por quien vas a votar, pero ¿Quien crees que va a ganar las elecciones? | |||||||||
GQ | AMLO | EPN | JVM | No sé | |||||
0 | 22 | 56 | 5 | 4 | 87 | ||||
25.28% | 64.36% | 5.74% | 4.59% | ||||||
* A quienes no contestaron tajantemente que SÍ iban a votar, los agrupé en un solo sector. Suman casi el 40%. Y es precisamente éste sector, junto con el del voto indeciso, los que revelan de manera más clara la tesis de la “legitimidad inserta”, de que trata este estudio. | |||||||||
Metodología usada: Encuesta cara a cara a 4 sectores de población: a) Clase media alta, b) clase media promedio, c) pobres, y d) muy pobres. Mitad mujeres, mitad hombres. Tres edades: I. jóvenes 18 a 30 años, II. 30 a 45, y III. mayores de 45 años. Domingo 1ro, a domingo 15 de abril, 2012. | |||||||||
II. Conclusiones
1. El 24.14% del voto total [indecisos], piensa que va a ganar EPN, aunque el 68% de esos mismos votantes NO PIENSAN VOTAR por él.
2. EPN solo tiene 1/3 de intención de voto REAL, en relación a la gente que creé que va a ganar.
3. Hay una coincidencia entre el 70.90% de los que No van a votar en las elecciones, pero aún así creen que EPN va a ganar, y el 64.36% de los que aún y cuando voten por otro candidato, también creen que va a ganar.
4. En base a lo anterior, los datos importantes no son los de la intención del voto, sino los del margen que le resulta al PRI para legitimar su eventual “triunfo”. Y esa legitimidad cierta está insertada precisamente en los que NO lo apoyan.
5. Al estudiar esta encuesta, la primer tentación es cuestionar la validez de las intenciones de voto, ya que no se parecen en nada a los datos de las encuestadoras grandes, pero este resultado en muy buena parte está validado por el sector de los indecisos: en todas la mayoría de las encuestas, con diferentes metodologías, bajo una u otra forma, aparece idéntico.
6. Otra coincidencia importante es que las intenciones de voto hacia AMLO y JVM, se reducen a un poco menos de la mitad en la pregunta 02, es decir, que casi la mitad de ellos piensan que su candidato no va a ganar.
7. La idea implantada de que EPN va a ganar las elecciones [aún cuando las intenciones de voto real no lo demuestran] puede apreciarse mejor en los dos sectores unidos de las personas que no piensan votar, y los que sí lo harán pero no han definido su voto [El voto contra Peña Nieto], ya que ambos reflejan casi el mismo porcentaje [70, y 68%].
8. La validez del argumento “si hace 6 años la gente estaba harta, ahora lo está peor”, puede apreciarse en el nivel de abstención declarado, las antipreferencias [PRI-PAN] del sector de indecisos, y la triplicación de la legitimidad inserta, en relación de las intenciones de voto real hacia EPN.
III. Artículo. Tesis final
La legitimidad inserta no va dirigida a los sectores defensores del status quo [PRI-PAN], ya que estos lo encarnan. En estos meses electorales, el apuro más grande del PRI no lo constituye ganar votos, por que esos los van a sacar de un modo o de otro [es inveterada su capacidad para hacerlo], sino mantener la idea de que EPN va a ganar las elecciones. Ese es el único objetivo. Quizá por eso no les importe tanto la trinchera de las redes sociales, o definitivamente hayan abandonado la idea de que su candidato interactúe intelectualmente y en tiempo real. El margen tan grande que existe entre las intenciones reales de voto hacia EPN, y la convicción inserta en la mayoría de la gente, de que va a ganar es lo que les permite ya desde ahora estar haciendo un descomunal fraude enfrente de las narices de todos sin que necesiten justificarse mayormente. Los gastos de campaña son tan desproporcionados, que hasta el conservador periódico Reforma lo denunció el día de ayer: 3 a 1, respecto a la de todos los otros candidatos juntos, y eso solo por lo que respecta a los espectaculares en las tres ciudades más importantes del país. Lo mismo se puede afirmar en cuanto a la publicidad en internet, que es avasalladora. No es propaganda política, sino publicidad; y esto tiene sentido, por que no está dirigida a ganar votos, sino a mantener la idea de que EPN va a ganar, ya que esa idea insertada es la que va a permitir legitimar el fraude.
La legitimidad no es otra cosa que una convicción, y el PRI sabe bastante de eso. El único milagro que hizo Salinas de Gortari hace 24 años, fue precisamente el fabricarse una legitimidad que aunque efímera e históricamente insuficiente, le sirvió para desmantelar al Estado mexicano y reinar cleptocráticamente por seis años. Ahí también existió la misma idea que ahora respecto de EPN. En esos tiempos la legitimidad que Salinas de Gortari se fabricó giró en torno de la idea de que aún con el fraude electoral, éste se estaba legitimando con su ejercicio del poder. Es decir, si estas elecciones fueran un crimen, que ya lo son, podríamos encontrar las mismas huellas digitales que en el de hace 24 años: hay una idea inserta en la gente, que no se corresponde con su voto [voy a votar por otro, pero va a ganar Peña Nieto]; y esto es muy relevante ya que esta especie de legitimidad inserta va dirigida precisamente a todos aquellos que no van a votar por nadie, o en específico, no van a votar por EPN. En ese sentido es un argumento de guerra, por que va dirigido a minar la moral del enemigo. ¿Qué ejército que piensa que va a perder, puede ganar? Ahí es en donde se encuentra la batalla, y de ahí que los votos reales no les importen, sino mantener esa idea. Y para mantenerla, se han inoculado falacias intercambiables. Por ejemplo: ya que es claro que la naturaleza de EPN como candidato es ante todo la de un producto [banal, ignorante y tonto], cuando este argumento se impone para romper la idea de que va a ganar las elecciones, de inmediato se hace switch a otro argumento: que la gente no va a votar por el candidato, sino por el PRI; o de plano, se acude al argumento de que la gente está alienada. Bajo la lógica de la legitimidad inserta, cualquier argumento que se use, siempre dejará intacta la idea central que sostiene en un primer momento la ficción de "una derrota y un triunfo", y que después la continúa bajo otras formas condicionadas por aquella misma idea, pero igual de falaces. Por eso es que bajo esta lógica no importan los votos, ni los debates en las redes sociales, etc.
Por otro lado, esta tesis de la legitimidad inserta, junto con el argumento filo-cleptocrático que ahora como virtud se le atribuye al PRI por mucha gente común [roban, pero dejan robar],* son además que un argumento de guerra, también argumentos de apariencia antisistémica.
En el caso del segundo argumento, el de la filocleptocracia, la corrupción indisociable al PRI, se constituiría como un subsidiario de la ley [ineficiente por excelencia en México], y al mismo tiempo, como una invocación inmoral pero directa a la justicia. Visto así, la medicina de un Gobierno de ignorantes, corruptos e ineficientes como los del PAN, sería un Gobierno de ignorantes y corruptos, pero... eficientes, como los del PRI; eficiencia que al cabo de todo, no deja de ser sino otra promesa de campaña. Al entender de aquellos que dan por válida a la filocleptocracia, el robo en todas sus formas, empezando por el electoral, constituiría una especie de bucle salvador que a fin de cuentas se impondría a la barbarie en que el PAN sumió al país durante los últimos 12 años.
La legitimidad inserta está montada sobre aparentes obviedades. Es posible que por eso mismo, persuada de una manera tan poderosa a buena parte de los propios votantes o seguidores de López Obrador. Es decir, van a votar por él, creen en él, pero de alguna manera están persuadidos de que el PRI es un mejor oponente. De acuerdo a la pequeña encuesta que se hizo, el mensaje de que el PRI y el PAN son lo mismo se manifiesta de una manera muy clara en las antipreferencias, y muy posiblemente también en buena parte de la abstención, pero le falta algo a ese argumento, que sigue sin reflejarse en la convicción de la ilegitimidad supina de Peña Nieto.
* * *
* Este argumento será el eje de la siguiente encuesta. Primero se exploró la legitimidad inserta en aquellos que no piensan votar por EPN; lo que sigue es explorar este argumento del "roban, pero dejan robar" como virtud atribuible al PRI/EPN.