El esfuerzo por exponer a Alexy... y Latinoamérica...
Este semestre ha sido muy intenso. Pensándolo bien, tiene mucho sentido que las clases sean solo de una hora y media, dos días a la semana. De lo que se expone en cada clase, es tal vez más relevante lo que se nos deja para llevar, que lo que se come ahí mismo. Han seguido las exposiciones. Ahora le tocó el turno a Robert Alexy. Tuvimos una extraordinaria exposición, de nuevo, pasaron al frente una compañera y un compañero.
Algunos de pronto siguen sin saber que Alexy es alemán, y no inglés, pero no es eso lo importante, todos lo conocen. En cuanto a su nombre, pasa lo mismo que con Savigny, o Lasalle [que suenan a francés]. Alexy, se dice, no es considerado un gran teórico en Alemania e incluso en Europa [solo transmito algunas opiniones aisladas que he escuchado de vez en vez], y alguien por ahí llegó a decir que en Europa es considerado como un teórico “segundón”, y que no se sabe, por allá, en Europa, por qué en latinoamérica se le alaba tanto. Bueno, habría qué empezar por decir que quizá sea por su esfuerzo por darle un marco objetivo para tomar decisiones al juzgador [que tiene tan mala reputación en este lado del mundo]. Un submundo en donde sus élites intelectuales están tan atrasadas respecto a sus responsabilidades sociales, quizá y solo quizá, digamos que “aprecia” mucho, este tipo de esfuerzos.
Junto con otra media docena de teóricos del derecho, excepto Perelman, que solo lo hizo a propósito de, ya que no era abogado, el pensamiento de Alexy está dirigido implacablemente a la psiquie del jurista. Su pensamiento permea en este lado del mundo, sobre todo por su intento de darle un marco de racionalidad sobre el que pueda fincarse la actividad del juzgador. “Quizá haya una fórmula semi-matemática que te quite la proclividad a”, pareciera decir. Ya la crítica en particular sobre su intento o teoría, será otra cosa. Pero por lo pronto Alexy -desde hace treinta años, y junto con MacCormick, 1978- lo que nos dice es que a pesar de la cadena de la subjetividad que se cierne sobre los hombres de todo aquel que tiene la función de juzgar, a pesar de ello, se debe hacer un intento por no dejar suelto al Juez que llegara a tener en frente la disyuntiva de sobreponer un valor a otro.